La vibración es una herramienta más que utilizamos e indicamos en la consulta de suelo pélvico. Para ello, aunque parezca obvio, tenéis que estar de acuerdo. Siempre se priorizan herramientas que resulten cómodas de utilizar a la persona en concreto, lo de personalizar el tratamiento siempre va por delante.
También seremos repetitivos con el tema de las panaceas, una herramienta significa una, y siempre dentro de un tratamiento global. La vibración la utilizamos con ejercicio a la vez, por poneros un ejemplo, y dentro de otras tantas técnicas en consulta.
Como una parte del trabajo de suelo pélvico más tendremos otros factores en cuenta: el objetivo de tratamiento, qué estructuras podemos mejorar, el tipo de vibrador y si se puede utilizar con otra persona o no.
Desgranemos esto leyendo casi al inicio de cada frase ***dependerá del caso***.
Objetivos de tratamiento y de mejora de estructuras del trabajo con vibración:
Trabajo de aumento del tono o relajación de la zona y estructuras que forman el suelo pélvico.
Si el objetivo es relajar la musculatura la intensidad será baja en inicio -hasta acostumbramiento que deberemos subir siempre despacito y si es necesario- y continua durante 15-20 minutos. En algunos casos de dolor pélvico crónico se aconsejan hasta 45 minutos.
Cada caso y cada persona su tiempo e intensidad.
¿Por qué? Porque el acostumbramiento sucede cuando dejas de notar un estímulo y tienes que subir intensidad, de ahí que pueda ser fácil insensibilizarse o generarse zonas de dolor si nos pasamos y acostumbramos a intensidades muy altas. Siempre y cuando el objetivo no sea, precisamente, bajar la sensibilidad de la sensación de molestia de una cicatriz, por ejemplo.
Si buscamos tonificar, se trabaja sobre 10 minutos y con vibración discontinua e intensidad tolerable. Esto, que dicho así parece muy fácil, es indicado tras una evaluación y consejo personalizado por tu fisio de suelo pélvico también. Las estructuras que forman la pelvis y suelo pélvico tienen que estar preparadas para obtener resultados. Muchas veces os indicamos en consulta cómo utilizarlos si así lo solicitáis, incluso trabajamos con ellos.
Dificultades de erección (pene o clítoris): en estos casos la vibración ayudará cuando pueda haber una mejoría en estas dificultades si aumentamos la vascularización, para mejorar sensaciones propioceptivas, o de sensaciones placenteras. También si estas zonas han de ser relajadas por tener dificultades de movilidad de tejidos o puede haber alguna afectación del nervio pudendo.
Tanto en clítoris como en pene lo primero es conocer la anatomía de la zona, es decir, no solo nos vamos a centrar en capuchón del clítoris, también estimularemos todo su recorrido.
Podremos añadir estimulaciones intracavitarias (dentro de vagina o anal) y de núcleo central de periné (zona entre vestíbulo de vagina y ano o entre final del escroto y ano).
Si hablamos del pene lo mismo, se puede probar en base del pene con vibradores en forma de anillo o que se coloquen en dedos, y también rodeando la zona de escroto y núcleo central de periné.
Las zonas a estimular dependerán de la valoración individual y de los gustos personales. Hay a quien le resultan sensaciones placenteras y a otras personas desagradables según la zona.
También nos pueden servir de testeadores de zonas placenteras, molestas, o, en las que no percibimos suficiente respecto a otras.
Dificultades en el orgasmo o sensaciones placenteras: en este apartado es muy importante vuestro relato para identificar qué trabajar y desde dónde partimos. Por ello tenemos que saber si hay diagnóstico previo.
Después de localizado el origen a tratar y su consecuencia física es cuando se trabajará con intensidades, formas y niveles adecuados.
Por ejemplo: no es lo mismo e implica lo mismo que los orgasmos resulten dolorosos en la zona, que baje su intensidad respecto a otras épocas, que tengamos menor sensación de placer tras un golpe o cirugía, que tengamos dificultad para alcanzar el orgasmo, etc. Según el contexto del caso, la zona afectada, y el grado de afectación de la zona se valoran parámetros y si nos sirve como herramienta.
En la llamada eyaculación precoz (término para tratar en un post más sexológico) también se usan los vibradores para ejercicios pautados de control de la eyaculación junto con ejercicios de suelo pélvico. Incluimos aquí este inciso por las sensaciones placenteras, que en este caso, llevan un componente de gestión de las mismas.
Mejora de cicatrices: podemos utilizar vibradores que se acoplan a los dedos para realizar trabajo en la cicatriz de masaje por encima, ligeros estiramientos o haciendo zig-zag. Este tipo de vibradores facilitan bastante el trabajo de cicatrices ya sea en abdomen (laparoscopias, cicatrices de cesáreas u otras), en vulva o dentro de vagina. O, en cualquier otra parte del cuerpo con cicatriz. Aquí buscaremos ese efecto de reducir sensaciones que hemos hablado con el acostumbramiento. No olvidemos que siempre será tu médico quién te recomiende cuándo es el momento óptimo para empezar a trabajar la cicatriz y si ya puedes usar cremas o aceites sobre ella.
La vibración en cicatrices se utiliza de forma continua y a intensidades agradables. No buscaremos dolor, hay que tener en cuenta que estos tejidos pueden estar muy sensibles o todavía no notar bien las sensaciones. Ante todo: precaución.
Tratamiento del dolor: la vibración en dolores músculo-esqueléticos está más estudiada incluso con parámetros establecidos. Para el suelo pélvico indicaremos intensidades bajas y tiempos cortos para ir aumentando progresivamente. Incluso si no es posible trabajar en la zona a tratar os indicaremos empezar por zonas vecinas y otras veces en los músculos que realizan la acción contraria al que está lesionado, complejo, pero ya sabéis que los fisios a veces trabajamos partes que no os duelen para mejorar las que sí ;)
Veréis que este post queda inacabado. Hemos optado por dividir la info para primar la legibilidad.
Siempre quedamos a vuestra disposición si queréis las referencias de los artículos utilizados para la creación de este post.
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